La última entrega de la saga de EA Sports trae la Champions League, nuevas opciones de enfrentamiento y partidos donde cobra mayor importancia el planteo, el mano a mano y el posicionamiento. Llegó FIFA 19.
Ficha técnica
- Fecha de salida: 28/9
- Plataformas: PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch y PC
- ¿En español?: Sí
- Precio: US$59,99 (Origin)
Requisitos mínimos:
- SO: Windows 7 de 64 bits
- Procesador: Intel Core i3-2100 3,1 GHz / AMD Phenom II X4 965 3,4 GHz
- RAM: 8 GB
- Gráficos: GTX 460 / Radeon R7 260
- Almacenamiento: 50 GB
Requisitos recomendados:
- SO: Windows 10 de 64 bits
- Procesador: Intel i3 6300T o equivalente
- RAM: 8 GB
- Gráficos: GTX 670 / Radeon R9 270X
- Almacenamiento: 50GB
Overtest: ofensiva potenciada
La pelota rueda en un mundo donde Cristiano Ronaldo es la cara visible (ahora con su casaca de Juventus). La Champions League domina el juego y el espectáculo. Además, nuevas aventuras le esperan a Alex Hunter, que suma una contraparte en Kim Hunter. En paralelo, se suman opciones de juego inéditas para que la diversión entre amigos no termine en el clásico friendly match. ¿Ya se puede jugar?
El equipo sensación
FIFA 19 es un poco más de todo: pases (sistema de toque activo), centros, remates y fluidez muestran una pequeña subida de nivel. Esta vez, las mecánicas revalorizan la lucha física y los pases en profundidad. Funcionan bien, aunque el conjunto destila mayor ligereza que el de las anteriores entregas. Eso sí: la presión sobre la defensa es la mejor de toda su historia.
Tres puntos son claves. El primero es la aparición del Timed Finishing, modelo que propone pulsar dos veces el botón de disparo en el tiempo justo para potenciarlo. Ello no quiere decir que el gol sea un hecho, y se puede desactivar. La introducción del elemento no es clara, pero sí un buen intento de renovación.
El segundo y el tercero son, respectivamente, las nuevas funciones tácticas (tomadas del PES, con descaro) y el equilibrio entre ataque y defensa. La presión ofensiva es más intensa, y los centros más exigentes. El mano a mano ya no se gana solo con velocidad, sino con el sitio y habilidad de cada futbolista.
Otro sector relevante es el de los nuevos modos. Es positivo el añadido de Voleas y Cabezazos, Sin Reglas (algo siempre anhelado por quien busca diversión sin ataduras) o Survival, una especie de Battle Royale donde cada gol echa a un jugador del equipo que marcó. A pesar del extraño desenvolvimiento de esa opción, las alternativas suponen aire fresco y un toque de originalidad. Lástima que no están en el apartado online.
En otro orden, The Journey no solo vuelve a contar con Alex Hunter, sino que suma a su colega Danny Williams y a su media hermana, Kim. Provisto de una trama previsible –que contradice las elecciones de los anteriores capítulos-, sigue siendo entretenido y aporta más voces famosas, situaciones y personalización a la aventura de las jóvenes promesas.
También hay que mencionar la posibilidad de crear estadísticas en partidos amistosos. A través de una simple identificación, el jugador puede mantener el historial con amigos en todo momento. En este marco, puede disputar un match clásico o hasta la final de la Champions League. Como los modos, estas opciones resultan demoradas en su concreción, pero, al menos, llegaron.
Finalmente, Ultimate Team y Champions incrementan su rumbo. El último incorpora Division Rivals (con puntos que mejoran el nivel de cada usuario), recompensas semanales, nuevos íconos y una relación con Champions que implica coherencia y mayor entretenimiento: el pay-to-win deja de ser tan marcado, la química del equipo es más transparente y el número de partidos semanales se reduce a 30.
Los cantitos de siempre
Rostros, tatuajes, gestos, animaciones y ambiente vuelven a responder de muy buena manera en FIFA 19. Si bien, con el alejamiento de la cámara, las facciones se desdibujan (incluso en una configuración gráfica en Ultra) y la propuesta apenas se distancia de los otros FIFA, es verdad que existe un nuevo avance.
El ítem más flojo –además del de la liga argentina- vuelve a ser el público, con reacciones cortantes o demasiado genéricas, más allá de las banderas o canciones de cada uno. La conformación de un estadio se siente, incluso con la composición especial del himno de la Champions y una salida de equipos más dramática, pero es un punto que FIFA podría mejorar mucho más.
Por otro lado, hay interesantes ángulos de cámara para saque de arco e hinchadas. Sin representar una ruptura con la tradicional estética del FIFA, brindan sutiles toques de perspectiva a los partidos. Lo mismo ocurre en The Journey, cuyos gráficos brillan en torno a verdaderas escenas de película.
Luego, el juego ya refleja una identidad que comienza en los submenús cuadrados, sigue en un playlist cuya diversidad musical siempre arroja algún exponente, y cierra con el típico recorrido que realiza la cámara desde la salida de las escuadras hasta el saque inaugural.
Asimismo, ese arte no es conveniente a la hora de elegir, por ejemplo, equipos o formas de disputa; tampoco hace favores a los fans en las tribunas o las cinemáticas, que parecen ser las mismas en cada partido. Las excepciones son las celebraciones de gol o las de los campeones.
Un hecho particular sucede a partir de los nuevos menús de tácticas: su diseño también es un calco de los que hay en el PES. Resulta cómico ver cómo, en el mismo año, cada título tomó elementos de su competidor para reemplazar elementos en su interfaz.
Conclusión
FIFA 19 apenas se despega de sus predecesores. Sí, es divertido como siempre, arriesga ofertas por fuera del realismo y aporta un ligero cambio en la dinámica para aumentar la exigencia. También The Journey continúa con buenos alicientes y que la licencia de la Champions es un contenido fundamental. Sin embargo, su aspecto mecánico asoma estancado, con pocas ganas de exigirse.
De este modo, el fútbol virtual ve una mayor competencia entre FIFA y PES que, en su versión 2019, perfeccionó sobremanera su estilo. Aunque EA tiene entre manos un muy buen producto, tanto en solitario como online, la serie espera un tono renovado para 2020.